jueves, 16 de julio de 2020

Adolescencia en tiempos de Covid - 19

En casa ya no somos dos niños y una mamá, en mi familia uno de esos pequeños se ha convertido en un adolescente que mide ya más de lo que mido yo y pronto alcanzará a su padre.

Mi dulce y temperamental Pedrito, cumplió 12 años en el pasado mes de Enero, y dicho acontecimiento trajo consigo su desarrollo acelerado y entrada a la adolescencia o pubertad.

El Covid me brindó la oportunidad de estar con mis hijos todos los días como hace un año ( que me parecía eterno) ya no había podido hacer debido a mi trabajo y lo largo que era el periodo de tiempo que pasaba fuera de casa cada día.

Mi niño no ha podido experimentar las fiestas de graduación con sus amigos, ni las vacaciones trabajando en el negocio de sus abuelos como tantas veces lo habíamos platicado, ni mil cosas que debían suceder en este momento de su vida.

Sin embargo, la naturaleza se impone y mi hijo florece y se convierte en un guapísimo varoncito. Cuando comenzó la cuarentena, él era un par de centímetros más bajo que yo y ahora mide 3 más que yo!!!

Así como ha crecido su físico, crece su entendimiento y su necesidad de expresarse y me alegra tanto que se siga sintiendo con la confianza y la libertad de hablarme de cualquier cosa, sabiendo que trataré de ponerme en su lugar y explicarle las cosas de manera que las pueda entender.

Lo amo tanto!

He aprendido tanto de él; hemos aprendido juntos durante estos 12 años y espero poder seguir creciendo como madre y como persona tan de cerca con él como hasta ahora.

Si llegamos al temido momento en que se rebele sin razón, ya lo estaré reportando, por ahora, ese es el panorama de mi adolescente en tiempos de Covid...


Mi nueva vida (parte 1)

Ya tiene bastante tiempo que no escribo y pues creo que debo presentarme nuevamente, no sé si alguien de mis antiguas seguidoras me lea o si sean nuevos por esta casa.

Me  llamo Rocío, tengo dos maravillosos hijos varones y pues las cosas han cambiado mucho desde la época en que abrí este espacio (hace 11 años) hasta ahora.

Actualmente, estoy separada del papá de mis hijos y la verdad es que al principio mi  maternidad siguió el curso de siempre, yo estaba acostumbrada a criar a mis hijos prácticamente sola, por las ausencias que siempre implicaron los trabajos de mi ex. De igual forma mis hijos siempre estuvieron acostumbrados a estar mayormente conmigo.

Pero la vida dió un giro cuando menos lo esperaba (como suele pasar)cuando el papá de los niños se quedó si trabajo y después de la sorpresa y desconcierto inicial, esto lo ví como la oportunidad de mi vida, mi vida laboral y mi vida personal.
Yo siempre he trabajado, poco o mucho, en casa o fuera, pero siempre intenté generar dinero, para poder estar un poco menos apretados de dinero, pero por cuestiones de la vida, nunca había podido trabajar en lo que estudié.

Me enorgullezco de siempre tomar las adversidades y los retos (aunque sea con miedo) pero con la convicción de que voy a lograrlo. Entonces, le propuse al papá de las criaturas que ambos buscáramos trabajo y que el primero en encontrar, lo emprendería y el otro cuidaría de los niños. Él aceptó y para mí fue una misión casi casi imposible y a contrarreloj; porque la idea era buscar algo de lo que estudié, porque de donde tenía experiencia laboral pues no tengo estudios que me respalden.

Inmediatamente me puse a contactar a mis ex compañer@s de escuela para pedirles que si sabían de alguna vacante, me ayudaran a pasarme el dato, pero también me puse como loca a mandar mis CV, ya que además de que el tiempo era apremiante, pues tenía yo tres desventajas encima: falta de experiencia en el ramo, mi licenciatura trunca y mi edad.
Peeeeero, también tengo mis ventajas, como todo en la vida jajaja. Mis ventajas es que soy muy determinada, muy segura de mí, muy humilde también y me aplico a aprender o investigar lo que no sé y además sé inglés :D, lo cual en mi carrera es de gran ayuda.

 




lunes, 18 de mayo de 2020

Aprendiendo en casa COVID-19

Bueno, pues como todos sabemos, este confinamiento nos trae un desafío más en la maternidad y es la Educación en Casa.

Es claro que el Sistema Educativo Nacional no tenía prevista una situación como la que estamos viviendo, en la que los centros de estudio estén cerrados y la batuta de la educación la lleven principalmente los padres de familia. Obviamente, los padres de familia tampoco lo hubiéramos imaginado nunca.

En los grupos de Whatsapp (los infames grupos de Whatsapp de la escuela!) se nos proporciona el material didáctico que los maestros siguen elaborando para sus alumnos, bajo el cual deberemos guiarnos para lograr los aprendizajes esperados para nuestros pequeños.

Y pues, en esta casa, me encuentro en la situación de tener a un niño de 6 años que cursa el 1er año de primaria y un adolescente de 12 que va en 6to. año. Como se darán cuenta, son dos extremos opuestos, dos necesidades de atención totalmente diferentes y dos programas que me exigen cosas diferentes.

Empezamos con el pequeño, que ya sabe leer y escribir, sumar y restar; pero nos encontramos con el primer obstáculo, que es tener a un niño hiperactivo, que se la pasa brincando, gritando, hablando, corriendo que lleva mes y medio sin poder salir a la calle ni jugar con otros niños además de su hermano y tener que pedirle que se siente y ponga atención.

Con el mayor, la situación es por un lado más fácil porque ya no requiere apoyo casi para hacer su tarea, pro a la vez es más estresante porque este año tiene su examen de entrada a la secundaria y tengo que asegurarme de que sepa todo lo necesario para que se quede en la escuela de su primer opción.

Y pues así voy, sacando la poca paciencia que tengo, buscando formas de enseñarles las cosas y que las entiendan y quedando rendida todos los días porque tengo más actividades que horas en el día.

Para cerrar, les dejo una frase que circula por facebook: