Les cuento que hace ya casi 5 meses que vivimos en Mexicali y aún cuando esto nos ha traido mucho miedo, dolor, inestabilidad de todo tipo y mil cosas más, también nos ha significado un crecimiento como personas y como familia. Día a día luchamos por seguir,por avanzar, por no desmoronarnos; y bueno, en esas andamos.
No me quejo, sé que soy bendita por cada día que despierto con mi hijo y mi esposo al lado; por cada sonrisa de mi pequeño, por cada palabra y cada caricia de mi esposo y por cada recuerdo de mi familia, que como siempre está ahi, presente en todo momento.
Hemos vivido hasta ahora en un lugar tranquilo, hasta cierto punto un lugar de gente pudiente, pero en estos momentos estamos analizando el cambiar de hogar. Este tema me emociona, me ilusiona y me aterra, para qué mentir.
Pero llega el punto en la vida de una, en que el miedo debe ser un privilegio que solo se permite a los hijos, los padres debemos ser fuertes, valientes y recibir los embates de la vida con la frente en alto; nada es un retroceso, solo es un cambio.....